(...)
Pero no hay olvido ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aun andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
Federico García Lorca
Ciudad Sin Sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)
Hay golpes en la vida tan fuertes, escribía César Vallejo en los Heraldos
negros, como si ante ellos la resaca de todo lo sufrido se empozara en el
a...


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